Posteriormente esta barra debía pasar por una lámina con una serie de perforaciones conocida como “hielera”. Esto también aplicando martillo para forzar la barra en diámetros cada vez más pequeños, hasta que se obtenían tiras largas y delgadas poco uniformes. Era un proceso desgastante y que requería tiempo y esfuerzo.
Hoy en día el alambre se fabrica industrialmente. En la siderúrgica se laminan palanquillas que dan orígen a rollos de alambrón trefilable. Este alambrón trefilable es la materia prima de todos los alambres de acero y sus productos derivados.
El alambre puede reducirse hasta diámetros muy pequeños mediante el proceso denominado trefilación. Las empresas que se dedican a este tipo de procesos industriales, se llaman trefiladoras.
Imaginemos por ejemplo, el alambre que sirve como materia prima para producir ganchos de grapadora o cosedora, y se puede reducir aún más. En determinado punto se hace necesario recocer el alambre para que recupere su ductilidad y no se reviente durante el proceso de trefilación o retrefilación.
El recocido es un tratamiento térmico que consiste en introducir los rollos de alambres en hornos y dejarlos allí por períodos prolongados de tiempo.
El alambre negro, que en Colombia se utiliza en calibre 17 (1.47mm aproximadamente)
y también en calibre 18 (1.20 mm aproximadamente) es uno de los materiales de construcción más populares y más utilizado en nuestro país.
Durante el proceso de recocido este alambre adquiere la tonalidad oscura que le da su nombre.
También se le conoce como “alambre dulce” para dar a entender que es muy maleable. Quizás este apelativo de “dulce” obedezca a una deformación de la palabra “dúctil” o a una traducción equivocada de “ductile”..
si conocen ese dato, por favor dejénoslo saber a través de nuestras redes sociales.
El uso del alambre negro en la construcción es sencillo pero vital, mantiene las varillas en su lugar antes de que se funda y se frague el concreto en los elementos estructurales de una construcción, vigas y columnas.
Para usarlo en obra se utilizan diferentes tipos de pinzas, alicates y “cortafríos” y hay operarios muy hábiles capaces de amarrar y cortar con sus propias manos. De ahí la necesidad de que sea muy maleable, pero a la vez resistente, pues los elementos deben permanecer en su sitio hasta tanto sea aplicado el concreto. También hay máquinas especiales que amarran y cortan de manera “semi-automática” con solo apretar un botón.
Como ven, este pequeño gigante de la construcción juega un papel fundamental y en nuestras sucursales encontrarás siempre disponibilidad inmediata y un muy buen precio!
¡El alambre negro a la mano de todos!
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